INTRODUCCIÓN

Cuestiones

¿Quién era Jesús? ¿Uno de los seres humanos más influyentes de todos los tiempos? ¿El fundador del Cristianismo? ¿Un Mesías o salvador enviado por Dios para redimir a la humanidad de sus pecados? ¿Cuáles fueron sus enseñanzas? ¿Está nuestro conocimiento de Jesús limitado a lo que está registrado en la Biblia? ¿Qué tiene que decir la investigación histórica moderna respecto a lo que hizo y enseñó Jesús? ¿Ha habido otros maestros espirituales en la India cuyas enseñanzas son similares a las de Jesús? Si es así, ¿qué luz pueden derramar sobre las enseñanzas de Jesús?

Con el descubrimiento de muchos nuevos documentos en el desierto del Sinaí y cerca del Mar Muerto, y con el surgimiento de métodos modernos de análisis de textos por parte de eruditos libres de prejuicios institucionales, hoy la mayoría de los estudiosos bíblicos coincidirán en que los libros del Nuevo Testamento están escritos con diversos niveles de autenticidad:

• Lo que fueron probablemente las palabras reales de Jesús, citadas en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, pero anotadas décadas después.

• Lo que fueron probablemente interpolaciones – palabras atribuidas a Jesús por fuentes desconocidas.

• Lo que fue dicho sobre Jesús o sobre sus enseñanzas por otros, por ejemplo, Pablo en sus “cartas”, que compusieron la mayoría del resto del Nuevo Testamento, y que sirvieron como base para los dogmas de la Iglesia primitiva.

Dentro del Cristianismo y de la comprensión popular de Jesús y de sus enseñanzas, ¿en qué medida estas interpolaciones y el dogma de la Iglesia primitiva distorsionaron u obscurecieron las palabras y enseñanzas reales de Jesús? ¿Qué dicen las palabras reales de Jesús acerca de quién era Jesús y cuáles eran sus enseñanzas? ¿Qué no dicen las palabras reales de Jesús? Las respuestas a estas cuestiones son un requisito previo para hacer comparaciones entre las enseñanzas de Jesús y las enseñanzas de los gnósticos y de otros místicos, como las de los Yoga Siddhas. Algunos intentos previos hicieron comparaciones con el dogma de la Iglesia reflejado en la versión King James de la Biblia: The Sermon on the Mount According to Vedanta, de Swami Prabhavananda, y The Second Coming of Christ de Paramahansa Yogananda. Ellos no contemplaron el trabajo de historiadores bíblicos, que han sugerido muchas equivocaciones en esta versión inglesa de la Biblia, en comparación con el griego original. No tuvieron en cuenta los múltiples hallazgos que la moderna investigación histórica crítica ha sacado a la luz. Yogananda interpretó quién era Jesús, al diferenciar a la persona de “Jesús” del “Cristo”, el estado de consciencia que él había logrado. La mayoría de su interpretación se basó en afirmaciones realizadas presuntamente por Jesús, por ejemplo, las afirmaciones “yo soy”, en el Evangelio de Juan, que la mayoría de los eruditos críticos consideran ahora como interpolaciones y palabras no dichas por Jesús. La presente obra ofrece una comparación entre las enseñanzas de los Yoga Siddhas con aquellas enseñanzas que son consideradas ahora las más auténticas de Jesús, basándose en los resultados de la investigación histórica crítica moderna.

Otros han intentado comparar lo que hizo Jesús con lo que hicieron otros santos, profetas y sabios. Algunos han especulado acerca de si Jesús fue a la India o al Tibet, donde él fue iniciado en sus tradiciones sagradas. Holger Kersten, por ejemplo, en su obra Jesús Lived in India, reunió muchos argumentos, basados en muy pocas evidencias, acerca de que Jesús fue a la India no sólo antes de su crucifixión, sino que regresó ahí y murió en Kashmir. Él concluyó, sin embargo, en que realmente no sabemos lo que hizo Jesús.
Como veremos, los modernos historiadores eruditos han sido capaces de establecer un amplio consenso sobre lo que enseñó Jesús, pero la historia ofrece poca evidencia acerca de lo que Jesús hizo realmente. No hay nada registrado sobre los “años perdidos” de Jesús, entre los incidentes registrados en el templo de Jerusalén, cuando, a la edad de doce años, habló con autoridad a los escribas y a los fariseos, y su aparición a la edad de 30 años, cuando comenzó su misión, junto al Mar de Galilea. Por tanto, debemos mirar en otra parte para comprender las influencias que transformaron a Jesús, el hijo del carpintero de Nazaret, en el Mesías o salvador de la gente judía, y en el Cristo, reverenciado por millones desde entonces.

Pero hay otras fuentes que, por comparación con lo que dijo y enseñó Jesús y cómo vivió, indican claramente cuáles fueron esas influencias. Los ejemplos incluyen los escritos de los gnósticos, descubiertos en Nag Hammadi, en el Sinaí, en 1945, los de los judíos esenios, descubiertos en Qumram en 1948, y miles de antiguos documentos que trazan el desarrollo del Cristianismo primitivo y documentan sus divisiones que competían entre sí.

Diferentes eruditos modernos han estudiado a los Yoga Siddhas, en particular Eliade, Briggs, Zvelebil, Ganapathy, White, Govindan, y Feuerstein. En el 2000 el erudito de tamil Suba Annamalai produjo una edición crítica de la obra más importante de los Yoga Siddha tamiles, el Tirumandiram del Siddha Tirumular (escrito entre los siglos segundo antes de Cristo y el cuarto después de Cristo). Actualmente se está preparando una nueva traducción al inglés con comentario de esta edición crítica del Tirumandiram, realizada por un equipo de eruditos dirigidos por el dr. T.N. Ganapathy. Más recientemente, la investigación del Yoga Siddha Research Centre en Chennai, India, dirigido por el dr. T.N. Ganapathy, ha publicado una serie de libros que ofrecen, por primera vez, traducciones con comentarios de los Yoga Siddhas o yoguis “perfeccionados” del sur de la India, que eran contemporáneos de Jesús. Sus enseñanzas y poderes milagrosos eran notablemente similares a los de Jesús. Esto hace posible una interesante comparación entre las enseñanzas y milagros de Jesús y los de los Sidas.

Los escritos de los Yoga Siddhas del sur de la India han sido enormemente ignorados hasta hace poco. No fueron bien preservados por parte de las instituciones ortodoxas, por causa de la condena severa de los Siddhas del sistema de castas, del énfasis excesivo por la adoración en los templos y la adoración por las escrituras, de la autoridad de los brahmines, la casta sacerdotal que monopolizó los asuntos religiosos de la India. Los escritos de los Siddhas eran en la lengua vernácula de la gente, más que en sánscrito. El conocimiento del sánscrito estaba limitado, en gran parte, a la casta brahmín, cuyos sacerdotes y eruditos dominaban los sistemas religiosos y educativos. Los Siddhas condenaron este monopolio de los brahmines, y enseñaron que el Señor podía ser sólo conocido mediante Jnana Yoga, la sabiduría nacida del auto-conocimiento, la meditación y otras prácticas espirituales, en particular mediante Kundalini Yoga. Muchos de la casta ortodoxa, los Brahmines, reaccionaron quemando los escritos de los Siddhas y buscaron predisponer la opinión popular contra los Siddhas tratándoles y hablando de ellos de forma despectiva. Los textos de los Siddhas estaban escritos en lo que fue denominado “lenguaje de penumbra”, que oscurece deliberadamente su significado más profundo a todos excepto a los iniciados de Yoga. No obstante, esta gran brecha en la comprensión erudita acerca de los escritos de los Siddhas ha sido recientemente comenzada a ser llenada por una serie de libros producidos por un equipo de destacados eruditos trabajando para el Yoga Siddha Research Centre en Chennai, la India. Este centro ha recogido, preservado, trascrito y comenzado a traducir miles de manuscritos de hojas de palma escritos por los Yoga Siddhas, todos los cuales habían olvidados en diversas bibliotecas de manuscritos del sur de la India.

Similitudes destacables

Incluso una comparación superficial entre las enseñanzas de Jesús y las de los Siddhas, realizada por alguien familiarizado con ambas, revela similitudes destacables:

• Jesús enseña con parábolas, metáforas, paradojas y parodias, transmitiendo enseñanzas profundas de forma que los oyentes iletrados puedan comprender y recordar fácilmente. Él era un iconoclasta, que buscaba conmover e incluso impresionar a sus oyentes para que realizasen el espíritu, no la letra de la ley judía y las prácticas de adoración.

Los Yoga Siddhas enseñaron en la forma de poemas, en el lenguaje de la gente iletrada, de forma que ellos pudieran comprender fácilmente, memorizar y recordar. A ambos se les puede atribuir varias capas de significado. Las capas más profundas sólo podían ser comprendidas por el iniciado , a quien un maestro espiritual le ha enseñado cómo acceder a la realidad interna a través de prácticas tales como la meditación y el silencio.

• Jesús condenó severamente a los fariseos y a los mercaderes del templo, asaltando físicamente sus tiendas. Cuando los fariseos le cuestionaron sobre qué autoridad hablaba, Él replicó: “¡Destruid este templo, y en tres días, lo levantaré!”. Su resurrección de la cruz demostró su afirmación de que el templo real está dentro de nosotros mismos.

Los Yoga Siddhas condenaron también el énfasis en la adoración en templos y en la adoración de ídolos. En ninguna parte de sus escritos cantan en alabanza de ninguna de las deidades populares o imágenes hindúes de Dios. Enseñaron que el verdadero templo de Dios es el cuerpo humano, y que sólo mediante un proceso de purificación interna uno puede llegar a conocer al Señor.

• Ni Jesús ni los Siddhas intentaron crear una nueva religión. Ellos enseñaron que Dios está presente en el mundo. Enseñaron cómo realizar a Dios a través de la auto-disciplina y la auto-consciencia, y a través de nuestra conexión con los demás.

• Jesús enseñó el perdón de los pecados o las transgresiones. Una de sus parábolas más importantes, la del hijo pródigo, ejemplifica esto.

Los Siddhas enseñaron cómo “desapegarse” de la influencia de los samskaras (tendencias subconscientes), que colectivamente son llamados karma, esto es, las consecuencias de las acciones, las palabras y los pensamientos. El perdón y la ecuanimidad son sinónimos, en un nivel profundo de comprensión, y ambos son elementos centrales tanto en las enseñanzas de Jesús como en la de Siddhas como Patanjali.

• Jesús se refirió a sí mismo repetidamente como “el hijo del hombre”, pero después los escritores de los Evangelios, igual que Pablo, se refirieron a él como “el hijo de Dios”.
Los Siddhas diferenciaron el “ser inferior”, cuerpo-mente-personalidad, mantenidos juntos por el egoísmo (asmita), y basado en la ignorancia de nuestro verdadero ser superior (avidya), de nuestro ser superior, consciencia pura, encarnado como un alma individual, pero atado por muchas imperfecciones.

• En los tres Evangelios sinópticos, Marcos, Mateo y Lucas, lo que los eruditos consideran las partes más auténticas del Nuevo Testamento, Jesús dice muy poco sobre sí mismo, y cuando lo hace, siempre es modestamente.
Los Siddhas también tienen poco que decir sobre sí mismos en sus escritos. Ellos hablaron de librarse a sí mismos de la ignorancia, el egoísmo y la ilusión. En consecuencia, disfrutaron de una consciencia expandida y se volvieron instrumentos de la Divinidad, obrando “milagros”.

• Jesús enseñó que el Señor, a quien se refirió como el Padre, no sólo existe, sino que Él te ama. También enseñó que para conocerlo uno debe vencer el egoísmo y el apego hacia las cosas del mundo.

Los Siddhas enseñaron también que mediante un proceso progresivo de auto-estudio, disciplina y purificación, uno puede realizar al Señor. Ellos no temían al Señor. Ellos Le amaban. Para ellos Dios era Amor y el Amor era Dios. La entrega al Señor era el medio para su transformación progresiva. Ellos realizaron al Señor como Ser, Consciencia y Gozo absolutos dentro de sí mismos.

• Jesús enfatizó repetidamente que “el Reino de los Cielos está dentro de ti”. El tema de las enseñanzas de Jesús en los evangelios sinópticos, al igual que en el Evangelio de Tomás, es “el Reino de los Cielos”. Pero la gran mayoría de eruditos de renombre consideran que las Epístolas de Pablo, al igual que en el Evangelio de Juan, contienen sólo interpolaciones, declaraciones puestas en la boca de Jesús por fuentes desconocidas – el tema es Jesús mismo, su misión y su persona.

Los Siddhas enseñaron repetidamente que el Señor debía ser encontrado dentro de uno mismo, como Ser, Consciencia y Gozo Absolutos, y este estado podría ser realizado sólo mediante el cultivo del samadhi (consciencia de Dios). Esto no es una creación de la mente. Es la realización del Testigo Divino dentro, y el cultivo de una vida divina desde la perspectiva de esta consciencia de Dios. Ellos enseñaron que el Señor, a diferencia de nuestra alma, no es afectado por deseos o por karma. Siendo unos con todo, los Siddhas no retuvieron ninguna inclinación más de ser un personaje especial. Los Siddhas raramente hablaron de su persona, y nunca alentaron la adoración de su persona, sino más bien de esa Realidad omnipresente dentro de ellos.

• Jesús usó la metáfora de la Luz para representar la consciencia de su verdadera identidad; “yo soy la Luz del mundo” (Juan 8.12).

Los Siddhas se refirieron al Ser Supremo como luz que lo impregna todo o como la luz suprema de gracia. Se refirieron al Ser Supremo como Shiva Shakti (Energía Consciente), y enseñaron que podía ser realizado dentro de uno mismo como la sublime y divina energía luz kundalini, dentro del cuerpo.

• Se describe que Jesús ascendió corporalmente al cielo cuarenta días después de que resucitara de entre los muertos. Durante estos 40 días Él se apareció a sus discípulos. Tomás el incrédulo verificó la naturaleza corporal de Jesús tocando sus manos. El cuerpo de Jesús no fue enterrado.

Los Siddhas cantan repetidamente acerca de su entrega total al Señor, que incluye a las mismas células de su cuerpo físico, lo que crea una transformación que concibe la inmortalidad.

• Jesús fue supuestamente combatido y crucificado por aquellos que regían el templo fundado por David en Jerusalén: los sacerdotes y los fariseos. Ellos le vieron como una amenaza a su posición privilegiada. Jesús buscaba liberar a los judíos no de los romanos, sino de su ignorancia espiritual y de su ignorancia, miedo y dominación por parte de los sacerdotes. Les enseñó a través de sus parábolas, e inició a los discípulos escogidos en cómo conocer a Dios volviéndose hacia el interior con prácticas esotéricas.

Los Siddhas han recibido la oposición hasta hoy de los intereses creados del Hinduismo, de los Brahmines, que controlan los templos y sirven como intermediarios entre las personas ordinarias y los “dioses” del panteón hindú. Los Siddhas fueron condenados y ridiculizados como “hacedores de milagros”, fakires y cosas peores por los Brahmines, que temían su atractivo para las masas. Los Siddhas y otros adeptos yóguicos sólo iniciaron en las prácticas esotéricas de Kundalini Yoga a los estudiantes más cualificados.

• Jesús enfatizó el amor y la experiencia interna o comunión con Dios, más que la ley del Antiguo Testamento.
Los Siddhas rechazaron el énfasis de la escritura Védica en el ritual y el fuego sacrificial externo; ellos enfatizaron el camino interno al Señor a través del amor y el Yoga.

• Jesús realizó muchos milagros como resultado de sus poderes o siddhis.
Lo mismo hicieron los Siddhas. La persona ordinaria disipa su energía a través de los sentidos, atraídos por los deseos. Cuando uno realiza la Presencia del Señor adentro, uno gana acceso a un poder y a una consciencia ilimitados. Esto, no manifestado y potencial, es conocido como kundalini. Cuando es despertada, uno se vuelve un instrumento de la Divinidad.

• Jesús pasó 40 días en el desierto en meditación y oración, y como resultado adquirió grandes poderes.
Los Siddhas realizaron tapas (penitencias) similares con el resultado de siddhis (poderes). Incluso el número 40 tiene una significación particular respecto a un periodo de práctica de penitencia, en la tradición yóguica.

• Tanto los Siddhas como Jesús exhibieron una gran preocupación social. Jesús dejó a Juan el Bautista y regresó a las áreas urbanas, y se juntó con recaudadores de impuestos y otros tipos de mala reputación. Alentó los movimientos contra-culturales frente a la tradición establecida.

Los Siddhas buscaban mostrar el camino al Señor a todos, enseñando lo que uno debe hacer, especialmente mediante el Yoga y formas de vida higiénicas, y medicina, lo que uno debe evitar.

• Jesús aceptó a María Magdalena como discípula cuando le permitió lavar y ungir sus pies. Él inició a sus discípulos más aptos, como Tomás y Judas, en las enseñanzas esotéricas que les permitirían realizar al Ser Supremo, más allá del dios creador.

Los Siddhas mostraron su entrega a sus Gurús al lavar, ungir o tocar sus pies. Ellos iniciaron a sus discípulos en técnicas avanzadas de Yoga para expandir sus consciencia y producir la Auto-realización.

• Jesús no era un mero maestro o rabbí para sus discípulos, sino un hombre-Dios, que permaneció como un enigma para todos sus discípulos directos. Ellos lucharon para comprender sus enseñanzas, sus parábolas, y se refirieron diversamente a él como un profeta, o el Mesías, el ungido que podría liberarlos del yugo de la tiranía romana. Su confusión condujo a la formación de una multiplicidad de sectas en el Cristianismo, hasta el siglo tercero d.C., cuando la Iglesia, en alianza con el emperador romano, buscando unificar el Cristianismo y el imperio romano, definió del dogma y los credos, y declaró herejes a aquellos que no se adherían a su dogma.

Los Siddhas fueron Gurús, (dispersadores de la oscuridad), que mostraron a otros el camino al Señor, y fueron reverenciados también como aquellos que encarnaron a la divinidad. Elogiaron la autoridad de la propia experiencia interna espiritual de uno, más que la autoridad de los Vedas (las escrituras). Por esta razón los ortodoxos los condenaron. Los Siddhas continúan siendo un enigma para la mayoría de los hindúes.

En esta obra exploraremos y compararemos ésta y otras áreas, lo que aportará mucha luz a las cuestiones “¿Quién era Jesús?” y “¿Cómo puedo comprender mejor sus enseñanzas?”.

 

¿Por qué deberían los cristianos estudiar Yoga?

La respuesta corta es que el estudio y la práctica del Yoga haré de un cristiano un cristiano mejor. También porque les ofrecerá una valiosa experiencia espiritual, paz mental, energía y buena salud, todas cosas esenciales para realizar las metas de las personas de fe y de las personas racionalistas. Igual que Buda no era budista, Jesús no era cristiano. Buda era ciertamente un yogui que se comprometió en encontrar la causa del sufrimiento humano y el remedio para ello, a través de la indagación filosófica. ¿Quién soy yo? ¿De dónde he venido y a dónde voy? ¿Por qué hay mal? ¿Qué hay después de la vida? De esa manera el Yoga puede ser considerado como el lado práctico de todas las religiones. No contiene dogma, ni creencias limitadoras. No es una religión. Puede ser considerado como una “filosofía abierta” porque acepta varias aproximaciones a la Verdad.

El Yoga está ampliamente reconocido como uno de los seis principales sistemas de filosofía de la India. Como tal, encaja perfectamente en la recomendación del Papa Juan Pablo II de que los cristianos estudien filosofía, incluyendo a las filosofías orientales, con el fin de volverse mejores cristianos. Su encíclica “Fe y razón” ofrece la respuesta larga a la pregunta anterior. En ella, Juan Pablo II arguye que:

“Tanto en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que, a lo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse progresivamente con la verdad y a confrontarse con ella. Es un camino que se ha desarrollado —no podía ser de otro modo— dentro del horizonte de la autoconciencia personal: al hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce a sí mismo en su unicidad, le resulta más urgente el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia. Todo lo que se presenta como objeto de nuestro conocimiento se convierte por ello en parte de nuestra vida. La exhortación ‘Conócete a ti mismo’ estaba esculpida sobre el dintel del templo de Delfos, para testimoniar una verdad fundamental que debe ser asumida como la regla mínima por todo hombre deseoso de distinguirse, en medio de toda la creación, calificándose como ‘hombre’ precisamente en cuanto ‘conocedor de sí mismo’”.1

El Yoga es un medio para “conocerte a ti mismo”. Desde los niveles más densos a los más sutiles, el Yoga nos da los medios para alcanzar las sutilezas más elevadas y etéreas de la sustancia material. El Yoga puede llevarnos más allá del entendimiento de nuestros sentidos, los pensamientos de nuestra mente, e incluso más allá de nuestra consciencia más sutil, hasta el Amor-Fuerza más allá de ellos. El Yoga examina los principios y leyes fundamentales del cosmos, su propósito y su demanda de evolución divina. Examina cómo funciona el principio de la gracia a través del instrumento físico, a través de la mente, el sistema nervioso y los órganos vitales.

El Yoga puede enseñarnos cómo abrazar el sufrimiento de nuestra vida y vencerlo. Los Siddhas nunca fueron pesimistas ni ilusionistas. Vieron el mundo como una mezcla de división, oscuridad, limitación, deseo, lucha, sufrimiento y esplendor, belleza y verdad. Reconocieron la mente como un instrumento del alma aprisionada en ella. La visión “yo soy” es una fuerza de poder creativo poseída por el alma para elevarla de su prisión. La realización profunda de “yo soy” es un medio poderoso para conocernos a nosotros mismos verdaderamente como hijos de Dios. Según los Siddhas, compartimos la consciencia con Dios. Pero rara es la persona que comprende y se impregna de esta Verdad. Dios está detrás de todo lo que existe, como el Eterno Testigo. Pero esa Consciencia Suprema puede expresarse perfectamente a sí misma en este mundo manifestado sólo en aquél que ha armonizado íntegramente la Verdad dentro de sí mismo. Un Siddha es alguien que lo ha hecho, llevando el cuerpo y la mente a una nueva identificación con la perfección absoluta. Esto sucede sólo tras haber identificado toda identificación con el estado imperfecto manifestación y de consciencia de la mente. Un Siddha se ha entregado a la Consciencia Suprema a todos los niveles, desde el espiritual al físico. Jesús podía ser identificado como un ser así. Se salió de la imperfecta forma humana para entrar en una nueva Consciencia y un nuevo Ser.

El Yoga enseña que la realidad imperfecta de la existencia humana es sólo vista por la mente, la mente limitada del deseo, la división, la oscuridad, la lucha y el dolor. Y para vencerla, la mente misma debe alcanzar una aspiración instintiva hacia la perfección que reside más allá de sí misma. La mente de un hombre debe buscar la unión con un ideal de perfección y armonizar totalmente con él. Este proceso requiere una entrega completa al Ser, Consciencia y Gozo Supremos.

Los objetivos de este libro

Este libro está dirigido a los siguientes lectores:

1. Cristianos que están interesados en comparar las enseñanzas espirituales orientales con las del Cristianismo.
2. Estudiantes del Yoga espiritual, también conocido como Yoga Clásico y Tantra, al igual que estudiantes y practicantes de meditación de otras disciplinas espirituales.
3. Estudiantes bíblicos serios, incluyendo a aquellos interesados en la cuestión “¿Qué enseñó realmente Jesús, antes de la formación del dogma cristiano?”.
Los objetivos de este libro son:
1. Demostrar que lo que Jesús enseñó, por ejemplo, a través de sus parábolas y sus dichos, era sorprendentemente similar a lo que enseñaron los maestros de Yoga, los Siddhas.
2. Explorar las implicaciones de estas enseñanzas paralelas para aquellos que buscan aplicarlas a su propia vida, no tanto para saber sobre Dios, sino cómo conocer a Dios a través de estados más elevados de consciencia.
3. Mostrar cómo los descubrimientos de manuscritos antiguos, y su análisis por eruditos críticos, usando métodos científicos, ofrece mucha comprensión respecto a las enseñanzas originales de Jesús.
4. Demostrar por qué los “dichos” de Jesús, que circularon oralmente durante las primeras décadas tras su crucifixión antes de ser anotados, son probablemente la fuente disponible más auténtica que tenemos hoy sobre sus enseñanzas. Éstos están limitados a pocas docenas de parábolas, aforismos y réplicas agudas que fueron repetidos en la tradición oral durante dos o tres décadas antes de que fueran eventualmente anotados por los escritores anónimos de los Evangelios.
5. Mostrar cómo las enseñanzas originales de Jesús, tal como están registradas en sus “dichos” y parábolas, llegaron a ser oscurecidas una vez el Cristianismo se definió en términos de dogmas y credos.
6. Explorar la cuestión “¿Quién era Jesús?” basándonos en esas declaraciones que muchos eruditos críticos modernos han concluido que son las más auténticas..
7. Explorar las cuestiones “¿Dónde está el Reino de Dios?” y “¿Cómo puedo alcanzarlo?” según esas afirmaciones que muchos eruditos críticos modernos han concluido que son las más auténticas.
8. Explorar la cuestión “¿Por qué son las enseñanzas de Jesús tan contradictorias con la naturaleza humana ordinaria?”.

 

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