INTRODUCCIÓN
Cuestiones
¿Quién
era Jesús? ¿Uno de los seres humanos más
influyentes de todos los tiempos? ¿El fundador del Cristianismo?
¿Un Mesías o salvador enviado por Dios para redimir
a la humanidad de sus pecados? ¿Cuáles fueron sus
enseñanzas? ¿Está nuestro conocimiento de
Jesús limitado a lo que está registrado en la Biblia?
¿Qué tiene que decir la investigación histórica
moderna respecto a lo que hizo y enseñó Jesús?
¿Ha habido otros maestros espirituales en la India cuyas
enseñanzas son similares a las de Jesús? Si es así,
¿qué luz pueden derramar sobre las enseñanzas
de Jesús?
Con
el descubrimiento de muchos nuevos documentos en el desierto del
Sinaí y cerca del Mar Muerto, y con el surgimiento de métodos
modernos de análisis de textos por parte de eruditos libres
de prejuicios institucionales, hoy la mayoría de los estudiosos
bíblicos coincidirán en que los libros del Nuevo
Testamento están escritos con diversos niveles de autenticidad:
•
Lo que fueron probablemente las palabras reales de Jesús,
citadas en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, pero anotadas
décadas después.
•
Lo que fueron probablemente interpolaciones – palabras atribuidas
a Jesús por fuentes desconocidas.
•
Lo que fue dicho sobre Jesús o sobre sus enseñanzas
por otros, por ejemplo, Pablo en sus “cartas”, que
compusieron la mayoría del resto del Nuevo Testamento,
y que sirvieron como base para los dogmas de la Iglesia primitiva.
Dentro
del Cristianismo y de la comprensión popular de Jesús
y de sus enseñanzas, ¿en qué medida estas
interpolaciones y el dogma de la Iglesia primitiva distorsionaron
u obscurecieron las palabras y enseñanzas reales de Jesús?
¿Qué dicen las palabras reales de Jesús acerca
de quién era Jesús y cuáles eran sus enseñanzas?
¿Qué no dicen las palabras reales de Jesús?
Las respuestas a estas cuestiones son un requisito previo para
hacer comparaciones entre las enseñanzas de Jesús
y las enseñanzas de los gnósticos y de otros místicos,
como las de los Yoga Siddhas. Algunos intentos previos hicieron
comparaciones con el dogma de la Iglesia reflejado en la versión
King James de la Biblia: The Sermon on the Mount According to
Vedanta, de Swami Prabhavananda, y The Second Coming of Christ
de Paramahansa Yogananda. Ellos no contemplaron el trabajo de
historiadores bíblicos, que han sugerido muchas equivocaciones
en esta versión inglesa de la Biblia, en comparación
con el griego original. No tuvieron en cuenta los múltiples
hallazgos que la moderna investigación histórica
crítica ha sacado a la luz. Yogananda interpretó
quién era Jesús, al diferenciar a la persona de
“Jesús” del “Cristo”, el estado
de consciencia que él había logrado. La mayoría
de su interpretación se basó en afirmaciones realizadas
presuntamente por Jesús, por ejemplo, las afirmaciones
“yo soy”, en el Evangelio de Juan, que la mayoría
de los eruditos críticos consideran ahora como interpolaciones
y palabras no dichas por Jesús. La presente obra ofrece
una comparación entre las enseñanzas de los Yoga
Siddhas con aquellas enseñanzas que son consideradas ahora
las más auténticas de Jesús, basándose
en los resultados de la investigación histórica
crítica moderna.
Otros
han intentado comparar lo que hizo Jesús con lo que hicieron
otros santos, profetas y sabios. Algunos han especulado acerca
de si Jesús fue a la India o al Tibet, donde él
fue iniciado en sus tradiciones sagradas. Holger Kersten, por
ejemplo, en su obra Jesús Lived in India, reunió
muchos argumentos, basados en muy pocas evidencias, acerca de
que Jesús fue a la India no sólo antes de su crucifixión,
sino que regresó ahí y murió en Kashmir.
Él concluyó, sin embargo, en que realmente no sabemos
lo que hizo Jesús.
Como veremos, los modernos historiadores eruditos han sido capaces
de establecer un amplio consenso sobre lo que enseñó
Jesús, pero la historia ofrece poca evidencia acerca de
lo que Jesús hizo realmente. No hay nada registrado sobre
los “años perdidos” de Jesús, entre
los incidentes registrados en el templo de Jerusalén, cuando,
a la edad de doce años, habló con autoridad a los
escribas y a los fariseos, y su aparición a la edad de
30 años, cuando comenzó su misión, junto
al Mar de Galilea. Por tanto, debemos mirar en otra parte para
comprender las influencias que transformaron a Jesús, el
hijo del carpintero de Nazaret, en el Mesías o salvador
de la gente judía, y en el Cristo, reverenciado por millones
desde entonces.
Pero
hay otras fuentes que, por comparación con lo que dijo
y enseñó Jesús y cómo vivió,
indican claramente cuáles fueron esas influencias. Los
ejemplos incluyen los escritos de los gnósticos, descubiertos
en Nag Hammadi, en el Sinaí, en 1945, los de los judíos
esenios, descubiertos en Qumram en 1948, y miles de antiguos documentos
que trazan el desarrollo del Cristianismo primitivo y documentan
sus divisiones que competían entre sí.
Diferentes
eruditos modernos han estudiado a los Yoga Siddhas, en particular
Eliade, Briggs, Zvelebil, Ganapathy, White, Govindan, y Feuerstein.
En el 2000 el erudito de tamil Suba Annamalai produjo una edición
crítica de la obra más importante de los Yoga Siddha
tamiles, el Tirumandiram del Siddha Tirumular (escrito entre los
siglos segundo antes de Cristo y el cuarto después de Cristo).
Actualmente se está preparando una nueva traducción
al inglés con comentario de esta edición crítica
del Tirumandiram, realizada por un equipo de eruditos dirigidos
por el dr. T.N. Ganapathy. Más recientemente, la investigación
del Yoga Siddha Research Centre en Chennai, India, dirigido por
el dr. T.N. Ganapathy, ha publicado una serie de libros que ofrecen,
por primera vez, traducciones con comentarios de los Yoga Siddhas
o yoguis “perfeccionados” del sur de la India, que
eran contemporáneos de Jesús. Sus enseñanzas
y poderes milagrosos eran notablemente similares a los de Jesús.
Esto hace posible una interesante comparación entre las
enseñanzas y milagros de Jesús y los de los Sidas.
Los
escritos de los Yoga Siddhas del sur de la India han sido enormemente
ignorados hasta hace poco. No fueron bien preservados por parte
de las instituciones ortodoxas, por causa de la condena severa
de los Siddhas del sistema de castas, del énfasis excesivo
por la adoración en los templos y la adoración por
las escrituras, de la autoridad de los brahmines, la casta sacerdotal
que monopolizó los asuntos religiosos de la India. Los
escritos de los Siddhas eran en la lengua vernácula de
la gente, más que en sánscrito. El conocimiento
del sánscrito estaba limitado, en gran parte, a la casta
brahmín, cuyos sacerdotes y eruditos dominaban los sistemas
religiosos y educativos. Los Siddhas condenaron este monopolio
de los brahmines, y enseñaron que el Señor podía
ser sólo conocido mediante Jnana Yoga, la sabiduría
nacida del auto-conocimiento, la meditación y otras prácticas
espirituales, en particular mediante Kundalini Yoga. Muchos de
la casta ortodoxa, los Brahmines, reaccionaron quemando los escritos
de los Siddhas y buscaron predisponer la opinión popular
contra los Siddhas tratándoles y hablando de ellos de forma
despectiva. Los textos de los Siddhas estaban escritos en lo que
fue denominado “lenguaje de penumbra”, que oscurece
deliberadamente su significado más profundo a todos excepto
a los iniciados de Yoga. No obstante, esta gran brecha en la comprensión
erudita acerca de los escritos de los Siddhas ha sido recientemente
comenzada a ser llenada por una serie de libros producidos por
un equipo de destacados eruditos trabajando para el Yoga Siddha
Research Centre en Chennai, la India. Este centro ha recogido,
preservado, trascrito y comenzado a traducir miles de manuscritos
de hojas de palma escritos por los Yoga Siddhas, todos los cuales
habían olvidados en diversas bibliotecas de manuscritos
del sur de la India.
Similitudes
destacables
Incluso
una comparación superficial entre las enseñanzas
de Jesús y las de los Siddhas, realizada por alguien familiarizado
con ambas, revela similitudes destacables:
•
Jesús enseña con parábolas, metáforas,
paradojas y parodias, transmitiendo enseñanzas profundas
de forma que los oyentes iletrados puedan comprender y recordar
fácilmente. Él era un iconoclasta, que buscaba conmover
e incluso impresionar a sus oyentes para que realizasen el espíritu,
no la letra de la ley judía y las prácticas de adoración.
Los
Yoga Siddhas enseñaron en la forma de poemas, en el lenguaje
de la gente iletrada, de forma que ellos pudieran comprender fácilmente,
memorizar y recordar. A ambos se les puede atribuir varias capas
de significado. Las capas más profundas sólo podían
ser comprendidas por el iniciado , a quien un maestro espiritual
le ha enseñado cómo acceder a la realidad interna
a través de prácticas tales como la meditación
y el silencio.
•
Jesús condenó severamente a los fariseos y a los
mercaderes del templo, asaltando físicamente sus tiendas.
Cuando los fariseos le cuestionaron sobre qué autoridad
hablaba, Él replicó: “¡Destruid este
templo, y en tres días, lo levantaré!”. Su
resurrección de la cruz demostró su afirmación
de que el templo real está dentro de nosotros mismos.
Los
Yoga Siddhas condenaron también el énfasis en la
adoración en templos y en la adoración de ídolos.
En ninguna parte de sus escritos cantan en alabanza de ninguna
de las deidades populares o imágenes hindúes de
Dios. Enseñaron que el verdadero templo de Dios es el cuerpo
humano, y que sólo mediante un proceso de purificación
interna uno puede llegar a conocer al Señor.
•
Ni Jesús ni los Siddhas intentaron crear una nueva religión.
Ellos enseñaron que Dios está presente en el mundo.
Enseñaron cómo realizar a Dios a través de
la auto-disciplina y la auto-consciencia, y a través de
nuestra conexión con los demás.
•
Jesús enseñó el perdón de los pecados
o las transgresiones. Una de sus parábolas más importantes,
la del hijo pródigo, ejemplifica esto.
Los
Siddhas enseñaron cómo “desapegarse”
de la influencia de los samskaras (tendencias subconscientes),
que colectivamente son llamados karma, esto es, las consecuencias
de las acciones, las palabras y los pensamientos. El perdón
y la ecuanimidad son sinónimos, en un nivel profundo de
comprensión, y ambos son elementos centrales tanto en las
enseñanzas de Jesús como en la de Siddhas como Patanjali.
• Jesús se refirió a sí mismo repetidamente
como “el hijo del hombre”, pero después los
escritores de los Evangelios, igual que Pablo, se refirieron a
él como “el hijo de Dios”.
Los Siddhas diferenciaron el “ser inferior”, cuerpo-mente-personalidad,
mantenidos juntos por el egoísmo (asmita), y basado en
la ignorancia de nuestro verdadero ser superior (avidya), de nuestro
ser superior, consciencia pura, encarnado como un alma individual,
pero atado por muchas imperfecciones.
•
En los tres Evangelios sinópticos, Marcos, Mateo y Lucas,
lo que los eruditos consideran las partes más auténticas
del Nuevo Testamento, Jesús dice muy poco sobre sí
mismo, y cuando lo hace, siempre es modestamente.
Los Siddhas también tienen poco que decir sobre sí
mismos en sus escritos. Ellos hablaron de librarse a sí
mismos de la ignorancia, el egoísmo y la ilusión.
En consecuencia, disfrutaron de una consciencia expandida y se
volvieron instrumentos de la Divinidad, obrando “milagros”.
• Jesús enseñó que el Señor,
a quien se refirió como el Padre, no sólo existe,
sino que Él te ama. También enseñó
que para conocerlo uno debe vencer el egoísmo y el apego
hacia las cosas del mundo.
Los
Siddhas enseñaron también que mediante un proceso
progresivo de auto-estudio, disciplina y purificación,
uno puede realizar al Señor. Ellos no temían al
Señor. Ellos Le amaban. Para ellos Dios era Amor y el Amor
era Dios. La entrega al Señor era el medio para su transformación
progresiva. Ellos realizaron al Señor como Ser, Consciencia
y Gozo absolutos dentro de sí mismos.
•
Jesús enfatizó repetidamente que “el Reino
de los Cielos está dentro de ti”. El tema de las
enseñanzas de Jesús en los evangelios sinópticos,
al igual que en el Evangelio de Tomás, es “el Reino
de los Cielos”. Pero la gran mayoría de eruditos
de renombre consideran que las Epístolas de Pablo, al igual
que en el Evangelio de Juan, contienen sólo interpolaciones,
declaraciones puestas en la boca de Jesús por fuentes desconocidas
– el tema es Jesús mismo, su misión y su persona.
Los
Siddhas enseñaron repetidamente que el Señor debía
ser encontrado dentro de uno mismo, como Ser, Consciencia y Gozo
Absolutos, y este estado podría ser realizado sólo
mediante el cultivo del samadhi (consciencia de Dios). Esto no
es una creación de la mente. Es la realización del
Testigo Divino dentro, y el cultivo de una vida divina desde la
perspectiva de esta consciencia de Dios. Ellos enseñaron
que el Señor, a diferencia de nuestra alma, no es afectado
por deseos o por karma. Siendo unos con todo, los Siddhas no retuvieron
ninguna inclinación más de ser un personaje especial.
Los Siddhas raramente hablaron de su persona, y nunca alentaron
la adoración de su persona, sino más bien de esa
Realidad omnipresente dentro de ellos.
•
Jesús usó la metáfora de la Luz para representar
la consciencia de su verdadera identidad; “yo soy la Luz
del mundo” (Juan 8.12).
Los
Siddhas se refirieron al Ser Supremo como luz que lo impregna
todo o como la luz suprema de gracia. Se refirieron al Ser Supremo
como Shiva Shakti (Energía Consciente), y enseñaron
que podía ser realizado dentro de uno mismo como la sublime
y divina energía luz kundalini, dentro del cuerpo.
•
Se describe que Jesús ascendió corporalmente al
cielo cuarenta días después de que resucitara de
entre los muertos. Durante estos 40 días Él se apareció
a sus discípulos. Tomás el incrédulo verificó
la naturaleza corporal de Jesús tocando sus manos. El cuerpo
de Jesús no fue enterrado.
Los
Siddhas cantan repetidamente acerca de su entrega total al Señor,
que incluye a las mismas células de su cuerpo físico,
lo que crea una transformación que concibe la inmortalidad.
• Jesús fue supuestamente combatido y crucificado
por aquellos que regían el templo fundado por David en
Jerusalén: los sacerdotes y los fariseos. Ellos le vieron
como una amenaza a su posición privilegiada. Jesús
buscaba liberar a los judíos no de los romanos, sino de
su ignorancia espiritual y de su ignorancia, miedo y dominación
por parte de los sacerdotes. Les enseñó a través
de sus parábolas, e inició a los discípulos
escogidos en cómo conocer a Dios volviéndose hacia
el interior con prácticas esotéricas.
Los
Siddhas han recibido la oposición hasta hoy de los intereses
creados del Hinduismo, de los Brahmines, que controlan los templos
y sirven como intermediarios entre las personas ordinarias y los
“dioses” del panteón hindú. Los Siddhas
fueron condenados y ridiculizados como “hacedores de milagros”,
fakires y cosas peores por los Brahmines, que temían su
atractivo para las masas. Los Siddhas y otros adeptos yóguicos
sólo iniciaron en las prácticas esotéricas
de Kundalini Yoga a los estudiantes más cualificados.
•
Jesús enfatizó el amor y la experiencia interna
o comunión con Dios, más que la ley del Antiguo
Testamento.
Los Siddhas rechazaron el énfasis de la escritura Védica
en el ritual y el fuego sacrificial externo; ellos enfatizaron
el camino interno al Señor a través del amor y el
Yoga.
•
Jesús realizó muchos milagros como resultado de
sus poderes o siddhis.
Lo mismo hicieron los Siddhas. La persona ordinaria disipa su
energía a través de los sentidos, atraídos
por los deseos. Cuando uno realiza la Presencia del Señor
adentro, uno gana acceso a un poder y a una consciencia ilimitados.
Esto, no manifestado y potencial, es conocido como kundalini.
Cuando es despertada, uno se vuelve un instrumento de la Divinidad.
• Jesús pasó 40 días en el desierto
en meditación y oración, y como resultado adquirió
grandes poderes.
Los Siddhas realizaron tapas (penitencias) similares con el resultado
de siddhis (poderes). Incluso el número 40 tiene una significación
particular respecto a un periodo de práctica de penitencia,
en la tradición yóguica.
•
Tanto los Siddhas como Jesús exhibieron una gran preocupación
social. Jesús dejó a Juan el Bautista y regresó
a las áreas urbanas, y se juntó con recaudadores
de impuestos y otros tipos de mala reputación. Alentó
los movimientos contra-culturales frente a la tradición
establecida.
Los
Siddhas buscaban mostrar el camino al Señor a todos, enseñando
lo que uno debe hacer, especialmente mediante el Yoga y formas
de vida higiénicas, y medicina, lo que uno debe evitar.
•
Jesús aceptó a María Magdalena como discípula
cuando le permitió lavar y ungir sus pies. Él inició
a sus discípulos más aptos, como Tomás y
Judas, en las enseñanzas esotéricas que les permitirían
realizar al Ser Supremo, más allá del dios creador.
Los
Siddhas mostraron su entrega a sus Gurús al lavar, ungir
o tocar sus pies. Ellos iniciaron a sus discípulos en técnicas
avanzadas de Yoga para expandir sus consciencia y producir la
Auto-realización.
•
Jesús no era un mero maestro o rabbí para sus discípulos,
sino un hombre-Dios, que permaneció como un enigma para
todos sus discípulos directos. Ellos lucharon para comprender
sus enseñanzas, sus parábolas, y se refirieron diversamente
a él como un profeta, o el Mesías, el ungido que
podría liberarlos del yugo de la tiranía romana.
Su confusión condujo a la formación de una multiplicidad
de sectas en el Cristianismo, hasta el siglo tercero d.C., cuando
la Iglesia, en alianza con el emperador romano, buscando unificar
el Cristianismo y el imperio romano, definió del dogma
y los credos, y declaró herejes a aquellos que no se adherían
a su dogma.
Los
Siddhas fueron Gurús, (dispersadores de la oscuridad),
que mostraron a otros el camino al Señor, y fueron reverenciados
también como aquellos que encarnaron a la divinidad. Elogiaron
la autoridad de la propia experiencia interna espiritual de uno,
más que la autoridad de los Vedas (las escrituras). Por
esta razón los ortodoxos los condenaron. Los Siddhas continúan
siendo un enigma para la mayoría de los hindúes.
En
esta obra exploraremos y compararemos ésta y otras áreas,
lo que aportará mucha luz a las cuestiones “¿Quién
era Jesús?” y “¿Cómo puedo comprender
mejor sus enseñanzas?”.
¿Por
qué deberían los cristianos estudiar Yoga?
La
respuesta corta es que el estudio y la práctica del Yoga
haré de un cristiano un cristiano mejor. También
porque les ofrecerá una valiosa experiencia espiritual,
paz mental, energía y buena salud, todas cosas esenciales
para realizar las metas de las personas de fe y de las personas
racionalistas. Igual que Buda no era budista, Jesús no
era cristiano. Buda era ciertamente un yogui que se comprometió
en encontrar la causa del sufrimiento humano y el remedio para
ello, a través de la indagación filosófica.
¿Quién soy yo? ¿De dónde he venido
y a dónde voy? ¿Por qué hay mal? ¿Qué
hay después de la vida? De esa manera el Yoga puede ser
considerado como el lado práctico de todas las religiones.
No contiene dogma, ni creencias limitadoras. No es una religión.
Puede ser considerado como una “filosofía abierta”
porque acepta varias aproximaciones a la Verdad.
El
Yoga está ampliamente reconocido como uno de los seis principales
sistemas de filosofía de la India. Como tal, encaja perfectamente
en la recomendación del Papa Juan Pablo II de que los cristianos
estudien filosofía, incluyendo a las filosofías
orientales, con el fin de volverse mejores cristianos. Su encíclica
“Fe y razón” ofrece la respuesta larga a la
pregunta anterior. En ella, Juan Pablo II arguye que:
“Tanto
en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que,
a lo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse
progresivamente con la verdad y a confrontarse con ella. Es un
camino que se ha desarrollado —no podía ser de otro
modo— dentro del horizonte de la autoconciencia personal:
al hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más
se conoce a sí mismo en su unicidad, le resulta más
urgente el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre
su propia existencia. Todo lo que se presenta como objeto de nuestro
conocimiento se convierte por ello en parte de nuestra vida. La
exhortación ‘Conócete a ti mismo’ estaba
esculpida sobre el dintel del templo de Delfos, para testimoniar
una verdad fundamental que debe ser asumida como la regla mínima
por todo hombre deseoso de distinguirse, en medio de toda la creación,
calificándose como ‘hombre’ precisamente en
cuanto ‘conocedor de sí mismo’”.1
El
Yoga es un medio para “conocerte a ti mismo”. Desde
los niveles más densos a los más sutiles, el Yoga
nos da los medios para alcanzar las sutilezas más elevadas
y etéreas de la sustancia material. El Yoga puede llevarnos
más allá del entendimiento de nuestros sentidos,
los pensamientos de nuestra mente, e incluso más allá
de nuestra consciencia más sutil, hasta el Amor-Fuerza
más allá de ellos. El Yoga examina los principios
y leyes fundamentales del cosmos, su propósito y su demanda
de evolución divina. Examina cómo funciona el principio
de la gracia a través del instrumento físico, a
través de la mente, el sistema nervioso y los órganos
vitales.
El
Yoga puede enseñarnos cómo abrazar el sufrimiento
de nuestra vida y vencerlo. Los Siddhas nunca fueron pesimistas
ni ilusionistas. Vieron el mundo como una mezcla de división,
oscuridad, limitación, deseo, lucha, sufrimiento y esplendor,
belleza y verdad. Reconocieron la mente como un instrumento del
alma aprisionada en ella. La visión “yo soy”
es una fuerza de poder creativo poseída por el alma para
elevarla de su prisión. La realización profunda
de “yo soy” es un medio poderoso para conocernos a
nosotros mismos verdaderamente como hijos de Dios. Según
los Siddhas, compartimos la consciencia con Dios. Pero rara es
la persona que comprende y se impregna de esta Verdad. Dios está
detrás de todo lo que existe, como el Eterno Testigo. Pero
esa Consciencia Suprema puede expresarse perfectamente a sí
misma en este mundo manifestado sólo en aquél que
ha armonizado íntegramente la Verdad dentro de sí
mismo. Un Siddha es alguien que lo ha hecho, llevando el cuerpo
y la mente a una nueva identificación con la perfección
absoluta. Esto sucede sólo tras haber identificado toda
identificación con el estado imperfecto manifestación
y de consciencia de la mente. Un Siddha se ha entregado a la Consciencia
Suprema a todos los niveles, desde el espiritual al físico.
Jesús podía ser identificado como un ser así.
Se salió de la imperfecta forma humana para entrar en una
nueva Consciencia y un nuevo Ser.
El Yoga enseña que la realidad imperfecta de la existencia
humana es sólo vista por la mente, la mente limitada del
deseo, la división, la oscuridad, la lucha y el dolor.
Y para vencerla, la mente misma debe alcanzar una aspiración
instintiva hacia la perfección que reside más allá
de sí misma. La mente de un hombre debe buscar la unión
con un ideal de perfección y armonizar totalmente con él.
Este proceso requiere una entrega completa al Ser, Consciencia
y Gozo Supremos.
Los
objetivos de este libro
Este
libro está dirigido a los siguientes lectores:
1.
Cristianos que están interesados en comparar las enseñanzas
espirituales orientales con las del Cristianismo.
2. Estudiantes del Yoga espiritual, también conocido como
Yoga Clásico y Tantra, al igual que estudiantes y practicantes
de meditación de otras disciplinas espirituales.
3. Estudiantes bíblicos serios, incluyendo a aquellos interesados
en la cuestión “¿Qué enseñó
realmente Jesús, antes de la formación del dogma
cristiano?”.
Los objetivos de este libro son:
1. Demostrar que lo que Jesús enseñó, por
ejemplo, a través de sus parábolas y sus dichos,
era sorprendentemente similar a lo que enseñaron los maestros
de Yoga, los Siddhas.
2. Explorar las implicaciones de estas enseñanzas paralelas
para aquellos que buscan aplicarlas a su propia vida, no tanto
para saber sobre Dios, sino cómo conocer a Dios a través
de estados más elevados de consciencia.
3. Mostrar cómo los descubrimientos de manuscritos antiguos,
y su análisis por eruditos críticos, usando métodos
científicos, ofrece mucha comprensión respecto a
las enseñanzas originales de Jesús.
4. Demostrar por qué los “dichos” de Jesús,
que circularon oralmente durante las primeras décadas tras
su crucifixión antes de ser anotados, son probablemente
la fuente disponible más auténtica que tenemos hoy
sobre sus enseñanzas. Éstos están limitados
a pocas docenas de parábolas, aforismos y réplicas
agudas que fueron repetidos en la tradición oral durante
dos o tres décadas antes de que fueran eventualmente anotados
por los escritores anónimos de los Evangelios.
5. Mostrar cómo las enseñanzas originales de Jesús,
tal como están registradas en sus “dichos”
y parábolas, llegaron a ser oscurecidas una vez el Cristianismo
se definió en términos de dogmas y credos.
6. Explorar la cuestión “¿Quién era
Jesús?” basándonos en esas declaraciones que
muchos eruditos críticos modernos han concluido que son
las más auténticas..
7. Explorar las cuestiones “¿Dónde está
el Reino de Dios?” y “¿Cómo puedo alcanzarlo?”
según esas afirmaciones que muchos eruditos críticos
modernos han concluido que son las más auténticas.
8. Explorar la cuestión “¿Por qué son
las enseñanzas de Jesús tan contradictorias con
la naturaleza humana ordinaria?”.